ANTÁRTIDA NUEVA EUSKADI PEAK | GASTEIZ ARABA PEAK | JESÚS FEIJOO PEAK

Real Orden al Mérito Deportivo Español

Insignia Olímpica (COE). Miembro The Royal Geographical Society

Aro Azul, Federación Internacional de la Diabetes (IDF)

Ganador de la FAN EDITION de los premios BORN TO BE DISCOVERY

JOSU FEIJOO

ANTÁRTIDA

ANTARTIDA

Junto con Josean y con Oskar Palacios, me voy a la Antártida, a escalar montañas vírgenes.
Lo primero es dirigirse a Ushuaia, (Argentina) la ciudad mas austral del mundo, ya desde este punto y a bordo del rompehielos ruso Kapitán Dranintsy, cruzaremos el terrible Cabo de Hornos, lugar este donde se juntan el océano Atlántico y océano Pacifico, a través del estrecho de Drake, y en 3 días de salvaje navegación, se llega a la Antártida.
Un dato, con vuestro permiso, era el día 8 de diciembre, cuando subimos al rompehielos, por primera vez Oskar, Josean y Yo.

Una vez que dejamos nuestro equipaje en nuestro camarote, bajamos al salón, donde el Capitán, de buque nos iba a dar la bienvenida, junto con toda la tripulación rusa y el resto de pasajeros, casi todos americanos, cuando la vi a ella. Era una chica rusa, parte de la tripulación y según la vi, me enamoré de ella.

Llegamos a Paradise Harbour.
Este es uno de los lugares más hermosos del mundo, es entre otras cosas, un santuario de reproducción de ballenas.
Me infle a ver ballenas a menos de 20 centímetros de mí.
También hay miles de pingüinos, leones marinos, focas, iceberg.
Gracias a una “zodicac” del rompehielos ruso, nos desembarcan, ante la inquieta mirada del pasaje y tripulación.
Estamos solos.
Estamos rodeados de miles de montañas vírgenes.
Montamos las tiendas de campaña, aquí es siempre de día, debido a que estamos durante los 6 meses de verano Antártico.
Al día siguiente salimos con los esquís de travesía, arrastrando nuestros trineos caseros y nos vamos hacia la base de la primera montaña virgen que queremos escalar.
Pero una lengua de Océano Antártico nos corta el paso y debemos volver sobre nuestros pasos.
Estamos decepcionados. Pero la suerte corre en nuestra ayuda, al día siguiente, escaneando todas las frecuencias gracias a mi walki talky, de repente alguien empieza a hablar con nosotros.
Se trata del teniente Zapata, responsable de la base chilena, González Virela, que esta a unos 15 kilómetros de nuestro emplazamiento, y el cual después de identificarnos y contarles nuestro problema, él, en plan operación militar se presta a ayudarnos, acercándonos con su “zodiac” hasta la base de la montaña. Quedamos para el día siguiente.
Con puntualidad militar, aparece una gran embarcación, se para en un pequeño puerto natural y saludándonos, también en plan militar, pide permiso para desembarcar.
Nosotros le decimos entre risas, que permiso concedido, que no somos responsables de esta zona y después de unas breves presentaciones, montamos en la lancha y empezamos a navegar, buscando un lugar idóneo para nuestra ascensión.

ESCALANDO BAJO EL SOL DE MEDIANOCHE

2 familias de ballenas, nos hacen de escoltas de honor, mientras surcamos, con las caras congeladas debido al cortante viento este trozo de océano, completamente helado y lleno de pequeños iceberg.
Vemos nuestra montaña, pero por la parte de atrás, y maniobrando con mucho cuidado, nos llevan hasta su base.
Paran los motores, nos acercamos, y sobre el suelo de madera y ante su mirada, nos ponemos con mucho cuidado los crampones. Debemos tener mucho cuidado de no tocar con las afiladas puntas el borde neumático de la lancha, pues si esta se pincha, cariamos al agua helada y muerte segura.
Oskar se ata la cuerda, coge los dos piolets, uno en cada mano, yo le aseguro, la lancha esta a unos 20 centímetros de la pared de hielo, flexiona las rodillas, coge impulso, salta y se “pega” como una lapa, gracias a los crampones y piolets, a la pared de hielo. Ahora el esta en la pared de hielo y nosotros en la lancha. Rápidamente Oskar empieza a escalar metros, para poder meter una estaca de aluminio en la pared de hielo y poder respirar todos más tranquilos.
Luego subimos nosotros, antes nos despedimos de los militares chilenos, que nos dan su frecuencia de radio para venir a buscarnos cuando acabemos esta ascensión.
En su mirada vemos orgullo hacia nuestra actividad. Nos respetan.
El hielo no esta muy duro, pues la pared esta muy cerca del océano y hay mucha humedad, de hecho nos hundimos hasta los tobillos en los tramos menos verticales.
El paisaje es de una belleza increíble, si miro entre mis piernas veo el océano antártico, veo ballenas, iceberg…esto es el paraíso.
Yo voy el último de cordada, recogiendo el material, vamos encordados a doble cuerda y 60 metros. Nuestras mochilas pesan mucho.
También cada 30 minutos aproximadamente marco la ruta que estamos siguiendo en la memoria de mi GPS, por si acaso, no vaya a ser que se nos eche la niebla o nos despistemos de la misma y tengamos problemas para localizar el punto de recogida por parte de los militares chilenos.
Según Oskar sube, de repente la cuerda se tensa y oímos un grito, procedente de la garganta de Oskar. Se ha caído a una grieta, pero ante nuestra extrañeza, se trata de una grieta vertical, que corre paralela a la línea de ascensión.
Nos desconcierta un poco, así que extremamos las precauciones.
Sale Oskar de la grieta, y continúa escalando por esta pared de hielo frágil.
Traza una gran curva hacia la derecha y se dirige hacia una arista de roca.
En realidad visto desde mi posición en la reunión, se trata de una isla de roca, en mitad del hielo.
Nos juntamos los tres en esta porción de roca muy, muy descompuesta, estamos a 400 metros (GPS) sobre el nivel del mar.
Aprovechamos para sacar algunas fotos, ordenar el material de escalada y comer algo.
Vemos una segunda arista de roca, Oskar sigue de primero de cordada, sube por una pala de hielo de 55º y 100 metros de escalada mas arriba, la alcanza y monta una buena reunión.
Desde este punto vislumbramos un collado que debemos ganar, la inclinación en la pared sigue siendo de 55º. Alcanzamos el collado, estamos a 1.050 metros de altura. Marco rumbo y coordenadas GPS.
Salimos ahora, Oskar de primero, como siempre, pero ahora avanzamos en “ensemble” la pendiente se suaviza hasta los 50º, el hielo en esta zona esta mas duro, quizás venteado, subimos a buen ritmo, cuando de repente veo a Oskar alzar los 2 piolets en señal de triunfo.

Esta en la cima de nuestra primera montaña virgen. Me preparo para el impacto emocional que supone ser el primer ser humano en pisar una cima. Llego a la altura de mis compañeros nos abrazamos y sonreímos hinchados de orgullo.

NUEVA EUSKADI PEAK

A esta cima la vamos a bautizar como Nueva Euskadi Peak, el GPS y altímetros nos marcan 1.318 metros de altura, es 19 de diciembre, son las 18 horas de la tarde, y a la ruta de ascenso, Oskar, que es quien la ha abierto la denomina, ruta zodiac sur.
1.318 metros mas abajo, vemos unas familias de ballenas, nadando placidamente en el Océano Antártico, este momento es de una belleza incomparable.
En la cima dejamos una placa de aluminio, con el nombre de la montaña bautizada por nosotros, así como nuestros nombres y el año de ascenso. La llevamos preparada desde Vitoria.
Iniciamos el descenso.
Nos ha costado ascender 13 horas y para bajar empleamos 5 horas, recogemos todo el material y dejamos limpia la pared. Llegamos cerca de donde nos desembarcaron los militares y con ayuda del walki, contacto con ellos y en 3 horas, en las que nos quedamos helados, pues se nos congelo el sudor de nuestros cuerpos y estábamos a una temperatura de 15º bajo cero, vinieron a buscarnos y nos acercaron hasta nuestro emplazamiento.

Gasteiz-Araba Peak

Los militares chilenos nos comentan que cerca de su base científica hay una montaña, y que año anterior una cordada yugoslava intento ascenderla y no pudieron, nos comentan que seria un honor para ellos ayudarnos a que fuésemos los primeros del mundo.
A nosotros basta que nos digan que otros alpinistas no han podido, para que nos “piquemos” y lo intentemos.
Aceptamos.
Quedamos con ellos para el día 23 de diciembre, pues estamos muy cansados por esta ascensión y además tenemos toda la ropa de goretex y forro polar mojada y congelada.
Al día siguiente, nos sonríe la climatología y sale el sol, incluso llegamos a alcanzar los 5º bajo cero, por lo tanto para nosotros, es sinónimo de buen tiempo.
Aprovechando nuestras esterillas para dormir, extendemos la ropa al sol para que se seque, y de paso nos tumbamos nosotros. Hacemos una rápida inspección de nuestras provisiones y estado del material, resultado, como siempre todo OK.
El día 23 de diciembre amanece muy nublado, a las 11 de la mañana aparece la zodiac, nos montamos y nos dirigimos hacia su base científica.
Sorteamos a toda velocidad bloques de hielo que flotan libremente en las gélidas aguas, algunas Orcas se ponen con sus crías a jugar a las carreras con nuestra embarcación, ganan ellas.
Llegamos a su base, hay una pingüinera y como siempre huele fatal.
Nos llevan al interior de la base, según entramos habia una foto enorme de Pinochet y una tras otros los militares le saludaban, nosotros nos quedamos sorprendidos…
Nos acomodan en una habitación (una leonera todo sea dicho de paso) en la que habia dos literas y para nosotros fue todo un lujo, habia calefacción y sentirse “caliente” después de 2 semanas resulto muy agradable.
Pasamos el resto de la tarde revisando una y otra vez el material de escalada, vamos a dormir dentro de nuestros sacos de dormir, que los hemos puesto cerca del radiador para que se calienten.
Bebemos mucho café caliente que nos ofrecen y nos invitan a una buena comida.
Nos acostamos temprano, mañana a las 6 de la mañana, queremos iniciar la ascensión.
Cuando nos despertamos, vemos con satisfacción que nos han dejado un termo con agua caliente, que aprovechamos para prepararnos el desayuno y llenar nuestros termos.
Salimos, hace mucho frió, el termómetro de la base indica 25º bajo cero.
Esta nublado, la visibilidad no es muy buena y esta nevando un poco.
La base de la montaña que queremos escalar esta situada (según nos confirmo luego el GPS a 5 kilómetros).
Por lo tanto cruzamos un glaciar de esa longitud.
Desde el primer momento Oskar se sitúa a la cabeza, buscando la ruta más adecuada para acercarnos a nuestra montaña e iniciar su ascensión.
Cuando activo el GPS para marcar coordenadas observo que estamos a 300 metros de altura.
Al poco rato Oskar se detiene y nos juntamos los 3.
Nos encordamos y Oskar nos planeta que quiere ir de primero, a nosotros nos da igual.
Lo primero es superar un muro vertical de excelente granito de 50 metros de altura.
Hace mucho frío.
Superado este escalón, entramos de lleno en un terreno descompuesto, muy roto, seguro que debido a los fuertes vientos aquí reinantes y a la nieve que se introduce en las pequeñas grietas y que al helarse aumenta de volumen y desgraja la roca.
Subimos así unos 300 metros, muy inestables, en los cuales los seguros que usamos son casi todos lazos.
De vez en cuando alguna laja se desprende y nos arrastra unos metros hacia abajo.
Hay que avanzar con cuidado.
Superado este tramo nos encontramos en un pequeño plató de 50 metros de diámetro, surcando de muchas grietas y otra vez verticales, algunas las vemos aparecer pero la nieve ha cubierto su final.
Volvemos a extremar las precauciones.
Una gran grieta vertical nos detiene, hablamos, Oskar decide sortearla por la derecha.
Nosotros le aseguramos clavando de forma extra nuestros piolets de ataque. A los 5 metros de avance vertical de Oskar, como la montaña para querer demostrarnos quien manda aquí, abre la grieta y engulle a Oskar.
Rápidamente reaccionamos y detenemos su caída, aun así cayo 5 metros girándose sobre si mismo dentro de la grieta.
No pasa nada, bueno si, un buen susto, pero Oskar sale de la grieta utilizando técnica de escalada y totalmente cubierto de nieve.
Seguimos subiendo.
Y para mayor de los colmos, se vuelve a abrir la grieta y vuelve a engullir a Oskar, esta vez solo cae dos metros pero el susto no se lo quita nadie, sale de la misma echando muchos juramentos, se tranquiliza y decide desviarse 10 metros hacia la izquierda, mientras nosotros le aseguramos.
Baja la visibilidad, avanzamos mas por intuición que por visión, afortunadamente Oskar encuentra una placa de roca y monta una buena reunión, nos juntamos los 3.
Hablamos, la situación es la siguiente: Hace 30º bajo cero, esta nevando, sopla un viento gélido y la visibilidad es escasa, todo esta en nuestra contra pero por el contrario, el día 25 viene a buscarnos el rompehielos ruso, es ahora o nunca. Decidimos seguir subiendo.
De vez en cuando el viento arranca jirones de niebla y vemos miles de montañas, todas vírgenes.
Oskar avanza lentamente, casi todos los seguros son sobre rocas inestables y son por tanto seguros “psicológicos” cuando de repente se abre un poco la niebla y vemos una preciosa arista de roca que va hasta la cima.
Aun así debemos superar 250 metros de altura hasta alcanzarla.
Estamos a 850 metros de altura.
Llevamos escalando 5 horas.
Llegamos al inicio de la arista y la sorpresa es desagradable, pues la roca esta muy rota.
Avanzar por la arista es muy delicado, además el viento sopla con mucha fuerza, la visibilidad cada vez es menor.
No me gusta nada el talante que esto esta tomando.
Aun así seguimos subiendo, muy despacio pero seguimos subiendo, solo tenemos una oportunidad.
Se acaba esta arista de roca y aparecemos en un pequeño helero, que por lo menos nos depara un hielo muy duro y de buena progresión. Me siento seguro. Lo cruzamos en sentido ascendente, son unos 50 metros de escalada que de nuevo nos deposita en una nueva arista de roca.
Seguimos ahora, con la ventisca en pleno apogeo golpeándonos cuando se acaba la arista y nos encontramos en una afilada arista, muy acornisada y peligrosa. Hay muchas rocas rotas, sueltas y afiladas y en vista de que nos quedan menos de cien metros para llegar a la cima, nos desencordamos, pues una caída en este terreno, en el que no podemos asegurar con garantías al compañero y sobre todo que los cantos afilados de las rocas amenazan constantemente en cortar la cuerda.
Se trata de una escalada de 4º (fácil para nosotros) y después de someternos a prueba durante 15 minutos, de repente se acaba y nos demuestra, que estamos en la cima, que hemos vencido.
La cima es muy aérea y pequeña, de hecho solo cabe uno, primero Oskar, posa en la cima para sacar una foto y luego Josean y Yo.
Somos los primeros seres humanos en escalar esta montaña.
La bautizamos con el nombre de Gasteiz-Araba Peak, el GPS nos da las coordenadas y su altura exacta, 1.581 metros.
Estamos en la cima solo 5 minutos pues el clima es infernal, nos despedimos con pena, son las 16 horas del día 24 de diciembre y hay que bajar.
Rápidamente pero con mucha precaución, iniciamos el descenso, tras superar la aérea cornisa, nos encordamos y siempre que es posible utilizamos la técnica del rapel. Yo siempre he dicho que es en estos momentos cuando saco lo mejor de mí, en estados de peligro y concentración estoy al cien por cien.

JOSU FEIJOO PEAK

Nuestra huella ha desaparecido, pero somos alpinistas y vamos encontrando el camino sin grandes problemas.
Cuando hemos descendido mas de 1.000 metros y el clima mejora un poco, con permiso de mis compañeros me desvió unos metros a través de un collado y corono en solitario una pequeña cima de 460 metros de altura.

A esta cima la bautizo con el nombre de Jesús Feijoo Peak, saco una placa que he traído desde Vitoria y deposito una cenizas de la cremación de mi difunto padre, cenizas que he portado todo el rato en un botecito, pegado físicamente junto a mi corazón. Este es mi sencillo homenaje a la memoria de mi padre, mi “fan” junto con mi madre numero uno.

Luego mas tranquilos recorremos los últimos metros de la vía de escalada, a la que Oskar, ha bautizado como ruta Arista chilenos, todavía tuvimos tiempo para un par de sustos, Oskar se volvió a caer a una grieta y luego le seguí yo, pero aun así, rozando las 20 horas, nos abrazamos con los militares chilenos, que nos felicitaron de todo corazón por nuestra hazaña.
Al teniente de la base científica antártica le dimos todos los datos y coordenadas de nuestra ascensión para que las tramitase con el instituto cartográfico antártico para su posterior registro.
Esa Noche Buena, cenamos en un ambiente de perfecta camaradería y nuestra sorpresa fue mayúscula, cuando a partir de las doce de la noche, debajo del árbol de navidad que tenían en la base, Santa Claus nos habia dejado un regalo a cada uno de nosotros 3.
Al día siguiente nos acercaron hasta nuestro punto de reunión con el rompehielos ruso.
Yo estaba muy nervioso, pues sabía que al subir al mismo la volvería a ver a ella.
Cuando subimos al rompehielos, toda la tripulación rusa, junto con el pasaje nos estaban esperando en la cubierta del barco, aplaudiéndonos a nosotros (ya me gustaría saber que les habían comentado) en cualquier caso tuvimos el recibimiento de héroes, a nosotros nos daba un poco de vergüenza, pero los ricos clientes americanos (todos de edad avanzada) no paraban de pedirnos para sacarse una foto con nosotros ( que estábamos sin afeitar, duchar, ropa sucia, todo el material de escalada colgando…) cuando por fin la vi.

Vino donde nosotros, nos felicito a los 3 en inglés por nuestra hazaña, y cuando me dió la mano, la retuvo entre las suyas un poquito mas de lo normal. Yo creía estar en la gloria… Hoy en día, Tanya, que ese es su nombre, y era una de las camareras del rompehielos ruso, en el cual toda la tripulación al igual que ella son rusos, es mi mujer.

Nunca mejor dicho, que de aquella expedición, en todos los sentidos, volví enamorado.
Ahora con el paso de los años, cuando recuerdo con nostalgia aquella expedición, siempre me quedo con la secreta ilusión, de que algunas huellas sobre el hielo que nosotros abrimos…aun permanecen tal y como nosotros las dejamos….

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